Es verano y con ello llegan las vacaciones.
Es época de empezar a ver pacientes sin pensar con el único objetivo de que no les pase nada grave hasta que lleguen de nuevo sus médicas de cabecera.
Nos dicen que doblar es la única forma de que podamos elegir las vacaciones y, el caso, es que cedemos al chantaje.
Lo pagamos con estrés, llegando a casa reventadas y con pocas ganas y opciones de profundizar en cualquier tema del paciente. Éstos son, finalmente, quienes pagan el pato; quienes se tienen que plegar a nuestras prisas, a la demora de 5 días para ser citados en primaria, a tener que ir a urgencias aunque sepan que no es una urgencia pero que con esa espera tampoco es para el centro de salud.
Un verano más, medicina a la carrera.